Jorge Barroso noviembre 23, 2018

Pierde otra vez en Europa y sus posibilidades de jugar la Final Four de Vitoria se alejan.

El Baskonia se estrelló contra sus fantasmas, aunque antes del partido, en el que se concitaban muchas dudas, sólo había una certeza: en el pabellón milánes donde el equipo vasco empezaba a jugarse la supervivencia con el plan B de Perasovic, los más elegantes eran, como siempre, Giorgio y Rossana Armani, los dos iconos de la moda italiana, hieráticos en primera fila, a sólo unos pasos de la cancha.

Muy cerca de Adriano Galliani, el expresidente del Milan, ahora senador de Forza Italia, de negro y azul oscuro ambos hermanos, el pelo cano y un peinado parecido, asistían como en cada jornada, al intercambio de golpes entre el AX Milán y el equipo vitoriano, un ejercicio desesperante para Josean Querejeta durante muchísimos minutos, porque al margen de los sistemas, del juego, de las expectativas de cada equipo, cada vez que intervenía la fortuna, una de las variables de este deporte, al Baskonia le salía cruz.

La suerte también influye, y los nervios. Cada vez que el equipo vitoriano tenía posibilidad de ponerse por delante en el marcador, de intentar marcar sus tiempos en el partido, se le torcían las cosas de una manera o de otra. El segundo cuarto resultó paradigmático. Dos veces pudo adelantarse con un triple; en las dos ocasiones el silbato del árbitro sonó una décima de segundo antes. Una vez para una falta a favor, otra vez en contra. Y los tiros libres, claro. Los seis que falló Shengelia las seis veces que lo intentó. Un desastre.

Por no hablar del tiro exterior de los italianos. En la jornada anterior, la que le costó el puesto a Pedro Martínez, el Budoucnost anotó 21 triples. El AX Milan no se quedó demasiado lejos, con 14, y sin embargo, nunca su pudo ir demasiado en el marcador, aunque siempre se mantuvo por delante, porque los italianos dieron la sensación de ser un equipo de media cocción, todavía inconsistente, sin demasiada miga.

Pero pese a todo, resistió los embates baskonistas, liderados por Vildoza y Jennings, hasta el final, cuando a falta de siete décimas, al equipo de Perasovic todavía le quedó la bala de un triple casi imposible después de un error milanés. Pero como en todo el partido, el milagro no se produjo.

Como no se había producido en los minutos finales, en el momento en el que el entramado del equipo de Giorgio Armani, como un traje de alta costura hilvanado apenas, parecía venirse abajo, pero cuatro ataques consecutivos para apretar el marcador, se quedaron en nada. Con un porcentaje normal en tiros de dos (64,6%), discreto en triples (34,8%) y lamentable en tiros libres (36,4%), suele resultar imposible ganar un partido. Aun así, la distancia final fue solo de tres puntos. El Baskonia sigue penando en Europa. Fue más competitivo, sí, pero le queda mucho trabajo por hacer a Perasovic. Tendrá que tumbar en el diván a sus hombres. Antes de que llegue el Panathinaikos.

Fuente: https://elpais.com/deportes

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